INTERNET DE TODAS LAS COSAS (INTERNET OF EVERYTHING)

INTERNET DE TODAS LAS COSAS (INTERNET OF EVERYTHING)

La internet de todas las cosas

No percibimos hasta qué punto vivimos ya entre productos conectados entre sí hasta que, por ejemplo, perdemos o nos roban nuestro móvil y no tenemos más que utilizar otro para localizar su exacta ubicación. Los móviles se han convertido en un conjunto de sensores muy sofisticados, casi 20 en los modelos más avanzados, y suponen quizás hoy el ejemplo más cercano y paradigmático de esa emergente internet de todas las cosas. Nuestros vehículos parecen seguir el mismo camino. La reciente actualización del software para los coches de Tesla Motors incluye capacidades como la posibilidad de sincronizar de forma automática la velocidad de nuestro vehículo con el que circula frente a nosotros. Pero incluso un objeto tan aparentemente sencillo como una bombilla puede ser hoy gestionado desde una app en nuestro móvil. Las bombillas Hue, de Philips, acuña el concepto de personal wireless lighting para convertir lo que antes era una simple lámpara en un emisor de luz que se adapta a nuestras cambiantes necesidades lumínicas.

Como ha escrito recientemente Michael E. Porter en la Harvard Business Review, ningún fabricante podrá sobrevivir durante los próximos años sin incorporar a su catálogo productos inteligentes y conectados. Si recientemente nos hemos acostumbrado a hablar de teléfonos inteligentes, sin duda iremos aplicando ese adjetivo a una cada vez más amplia gama de objetos. Como, por ejemplo, a una raqueta de tenis como Babolat, que incorpora múltiples sensores que permiten recoger información sobre el juego de su usuario para mejorarlo: aceleración, fuerza y localización de impacto, efecto, calidad del revés, etc. Un caso similar es el de la última camiseta deportiva de Ralph Lauren, con capacidad para registrar y enviar en tiempo real a una tableta o Smartphone datos biométricos de su portador mientras éste realiza una actividad física.

Como demuestran muchos otros ejemplos similares, hoy esa inteligencia está siendo incorporada a los objetos con un principal mero objetivo de monitorización. En algunos otros casos se da un paso más al posibilitar también el control. Pero el verdadero potencial de la conexión de los productos vendrá de la mano de su capacidad para su optimización e incluso para su propio funcionamiento autónomo. Para encontrar ejemplos, una vez más no hace falta ir más allá de un objeto tan simple como puede serlo un humilde ventilador. Como el comercializado por BigAss Fans, que no sólo es sensible al contexto detectando temperatura, humedad y presencia en la habitación que ventila, sino que incluso tiene capacidad de aprender de las preferencias de confort de sus usuarios para ajustarse a las mismas.

Con esa misma idea, aunque en otra “liga”, General Electric está incorporando sensores a sus turbinas y motores. Y, sin ir más lejos, esa misma inteligencia y conexión es la que la empresa vasca Nem Solutions está también a aplicando a aerogeneradores y locomotoras. Ejemplos que prueban ya hoy lo que Porter vaticina en el mencionado artículo: pasaremos de productos a sistemas; y de sistemas a sistemas de sistemas.

IOT GRAN

Destacado: Ningún fabricante podrá sobrevivir durante los próximos años sin incorporar a su catálogo la idea de los productos inteligentes y conectados

Esta es la tercera idea de nuestro Radical3.