NEGOCIOS: OPORTUNIDADES EN INDUSTRIA

NEGOCIOS: OPORTUNIDADES EN INDUSTRIA

La importancia de la industria en el crecimiento económico de los países, y en la sostenibilidad de un modelo social estable, está siendo reconocida de nuevo. El papel distintivo de la manufactura en el complejo tejido de una economía avanzada está siendo estudiado con mucho detalle. Las evidencias demostradas hacen que la manufactura emerja como un tema crítico en las agendas económicas de los países avanzados.

Diferentes autores han demostrado que existe una relación estrecha entre la existencia de industria en una economía y el progreso de su clase media. Dicho de forma sintética, los datos parecen demostrar que sin manufactura no hay clase media.




El rol de la manufactura es diferente en las distintas zonas del planeta. En los países en desarrollo, la industria genera empleo y facilita el crecimiento económico. En los países desarrollados, la industria avanzada consume servicios más complejos, que estimulan la innovación para mejorar la calidad de las exportaciones. Aquí no es la industria en sí lo que genera empleo, sino los servicios avanzados conectados con una industria más sofisticada.

El impacto de la industria en las exportaciones, la innovación y la productividad es mayor de lo que le correspondería en términos de su contribución al PIB. La industria es relevante porque estimula más innovación que en servicios, y es la innovación lo que garantiza en el medio y largo plazo la competitividad de una economía. Esta evidencia conllevará que la competencia entre países para atraer inversiones en la industria se incremente.

Aun así, la realidad de la “repatriación” de la industria (reshoring) está poco estudiada, por lo que se dispone de poca evidencia demostrable. El reshoring viene impulsado por nuevas tecnologías industriales (que hacen competitivas de nuevo a las plantas locales), así como cambios geoestratégicos en el acceso a recursos (como es el caso del abaratamiento del gas natural y el petróleo en Estados Unidos, consecuencia de la viabilidad económica de la explotación de las capas de esquistos, el shale gas).

La próxima generación de innovación tecnológica estará muy ligada a la reinvención de los actuales procesos de producción. Las tecnologías de análisis de datos, simulación, robótica, nuevos materiales, impresión 3D, etc., cambiarán significativamente cómo fabricamos. La combinación IT x IT (tecnologías informáticas y tecnologías industriales) impulsará una industria más eficiente, productiva y rentable.

La manufactura ya no es producción de objetos; los modelos de negocio evolucionan aumentando la proporción de ingresos que derivan de servicios prestados durante el uso de los productos. Más y más productos manufacturados vendrán “empaquetados” con servicios (sensores que aportarán datos para el mejor uso del producto, sistemas para garantizar un mantenimiento preventivo, mecanismos para el reciclaje final de los productos, etc.).

Empresas no específicamente industriales podrán convertirse en importantes agentes en el nuevo panorama (¿Apple o Google fabricando automóviles eléctricos?). Y las microfactorías de producción limitada podrán ser tan competitivas como las factorías de producción masiva.

En 2025, aumentará el consumo de una nueva clase media global (con el mayor peso en los países ahora en desarrollo), que se combinará con un cambio en la industria acelerado por innovaciones críticas en materiales y procesos. Un nuevo consumo demandará nuevas formas de producción.

La industria también quedará afectada por la ola de inteligencia (smart everything). Las industrias serán organizaciones conectadas que utilizarán el análisis de datos (big data) para responder rápida y eficientemente a las condiciones cambiantes del entorno, ofreciendo nuevos estándares de calidad a sus clientes y facilitándoles la explotación de oportunidades.

Quizás el problema global más relevante sea la creciente falta de personas con las habilidades necesarias en este entorno de manufactura avanzada. La distancia entre lo que las universidades “producen” y lo que las empresas “precisan” aumenta en todo el mundo.

La creciente competencia por el acceso a recursos materiales (materias primas, agua, energía, clima, personas) conlleva nuevas condiciones para las estrategias empresariales. Y pone el acento en la relevancia de la ciencia como forma de disruptar la dependencia de los materiales y procesos actuales. La industria será tanto más competitiva cuando más sepa usar la ciencia aplicada como un motor de diferenciación.

En particular, las estrategias para asegurar el acceso a energía a precios competitivos se convertirán en una prioridad fundamental de los países y de sus industrias.

La industria se abrirá a la participación de agentes hoy fuera de sus límites. Habrá mayor colaboración con los usuarios, que participarán intensamente en el diseño de los productos (cocreación), y aumentará la colaboración con empresas de sectores diferentes buscando unas sinergias que estimulen la innovación disruptiva (coinnovación).

Sin caer en los debates sobre la conveniencia o no de políticas industriales públicas, parece existir un consenso sobre la necesidad de la combinación de recursos públicos y privados para el desarrollo de la ciencia y tecnología, la creación de infraestructuras y la generación de nuevos sistemas de formación de profesionales que detecten y desarrollen el talento. No se trata de “planificación centralizada”, sino de acuerdos público-privados para el aprovechamiento máximo de las oportunidades estratégicas del país.




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