LA REVOLUCION DE LOS RECURSOS

LA REVOLUCION DE LOS RECURSOS

Serán la urgencia e importancia de los problemas que se plantean las que espolearán la creatividad y el ingenio de empresas y personas para solventarlos.

Durante estos primeros años del siglo XXI el consumo global de recursos naturales ha experimentado un considerable incremento. El aumento de la demanda de materias primas parece desenfrenada. El problema del acceso a los recursos supone para algunos teóricos un inminente desastre.

Otros prefieren ver en ello una gran oportunidad. Es el caso de Stefan Heck y Matt Rogers, autores de “Resource Revolution”, quienes como tal oportunidad plantean el hecho histórico sin precedentes de la próxima incorporación de 2500 millones de personas en todo el mundo a las clases medias urbanas. Frente a las visiones malthusianas que pronostican próximas hambrunas por falta de suficiente alimento para una creciente población mundial, Heck y Rogers optan por un enfoque “a la Adam Smith” según el cual será precisamente el nivel de urgencia e importancia de los problemas que se plantean los que espolearán la creatividad y el ingenio de empresas y personas para solventarlos.

REVOLUCION RECURSOS

Será protagonista de estas próximas soluciones una revolución en la gestión de los recursos que incremente de forma notable su productividad. En el ámbito de los alimentos esta mayor productividad puede surgir quizás de una nueva forma de autoproducción de alimentos en casa, tal como propone la empresa japonesa Green Farm, o de forma menos anecdótica, del continuo desarrollo de nuevas variedades de semillas que siguen logrando mayores producciones por planta al mismo tiempo que se adaptan a una agricultura más sostenible. Propuestas como BeyondMeat prometen la fabricación de “carne” a partir de elementos vegetales, ofreciendo un similar aporte proteínico con una mucho menor necesidad de los recursos naturales que requiere la ganadería, tales como tierra deforestada o agua.

La eficiencia energética gana también puntos en productividad con nuevas formas de extracción de gas dónde anteriormente no era posible, gracias a técnicas innovadoras como el fracking. Se reinventa la red eléctrica e incluso nuestra relación con la producción y consumo de energía para abandonar un sistema de producción centralizado y pasar a una generación de electricidad distribuida y más centrada en el propio lugar de consumo, tal como proponen empresas como Solarcity o Tesla con su batería Powerwall.

Se sigue reinventando el automóvil, incluso a partir de un completo rediseño del tradicional motor de explosión, tal como hace Ecomotors, logrando todavía mayores eficiencias en el uso del combustible donde ya no parecía posible mejorar mucho más. Incluso existen importantes apuestas empresariales por hacer de los propios desechos de todo tipo una nueva fuente energética. Es el caso de LanzaTech, impulsores de un proceso que promete convertir los residuos de CO2 de grandes instalaciones industriales en etanol y otros productos derivados.

Pero quizás de manera más significativa, la “Revolución de los Recursos” incluye entre sus propuestas más disruptivas la posibilidad de ganar en productividad a partir de repensar totalmente nuestros procesos, tal como ha hecho Dirtt, una compañía que propone construir interiores de edificios (hospitales, escuelas, centros comerciales) a partir de un innovador sistema basado en componentes modulares e intercambiables que ahorra costes, tiempos y uso de materiales.

De nuestro Radical3