CÓMO COMER CANGREJO Y NO MORIR EN EL INTENTO

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El 27 de julio de 2018, cruzando Times Square, tuvimos una “epifanía”
al ver un meganuncio en una de las pantallas gigantes del corazón de
Nueva York. El producto anunciado era nada más y nada menos que el
mayor parque tecnológico del mundo: el parque de Zhongguancun, Pekín.
Como si fuera un producto más, los chinos mostraban su capacidad de crear
el mayor parque tecnológico existente y obtener grandes resultados para
transformar la fábrica del mundo en la potencia más innovadora de todo el
planeta. Era un anuncio publicitario con un mensaje claro y transparente para
exhibir sus infraestructuras, inversiones y talento.

Fue tal el impacto que ese anuncio tuvo en nosotros que en aquel momento
nos preguntamos si habíamos escogido bien el destino de nuestro viaje:
“¿Estamos donde van a pasar las cosas más relevantes de la innovación en el
siglo xxi?”.

365 días después de nuestra “epifanía”, el 27 de julio de 2019 aterrizamos en
Pekín para entrevistarnos con profesionales muy relevantes del ecosistema
de innovación chino en el parque de Zhongguancun de la mano de nuestro
nuevo socio: TusStar, la incubadora de Tus-Holding de la Universidad de Tsinghua,
la universidad líder tanto en Asia como a escala global en varios campos
de investigación, por delante de la Universidad de Stanford y del Instituto
de Tecnología de Massachusetts (MIT).

En 2015 habíamos realizado un viaje exploratorio a diferentes países del sudeste
asiático, incluyendo China, cómo no, pero estábamos demasiado confiados
en que todavía faltaban entre cinco y siete años para que el planificado
sistema de innovación chino saliera de su zona de confort y se interesara por
el mercado de la innovación internacional.

En 2018, solo tres años después, al ver ese anuncio en el corazón de Nueva
York nos dimos cuenta de que se había producido un cambio en la política
exterior de la innovación en China: ya disponían de evidencias y grandes resultados
de su sistema de innovación e inversión y tenían una visión clara de
que su capacidad de innovación los ayudaría a desempeñar un nuevo papel
como potencia tecnológica, económica, política y social en el mundo.
Iniciamos nuestra exploración del ecosistema de innovación chino ese mismo
día en Nueva York, y empezamos a buscar fuentes, analizar datos y más datos,
contrastar fuentes chinas y occidentales, y entrevistarnos con profesionales
chinos y expatriados. En todas las conversaciones se describía el fenómeno
con las siguientes palabras: new and accelerated. Un fenómeno nuevo y acelerado.
Esta combinación de new and accelerated produce varias y múltiples emociones
en las personas, como asombro, desconcierto y, en algunos casos,
desprecio, negación y miedo. ¡Somos así! Nos movemos por las emociones.
En nuestro caso, solo despertó el asombro y nuestro interés intrínseco por
aprender sobre lo que no conocemos. Por naturaleza, nos llama la atención
todo aquello que es original y que moviliza nuestra energía para abordar lo
desconocido, cada uno desde perspectivas diferentes.

Alfons lee fuentes científicas, tecnológicas, de innovación y económicas para
construirse una idea propia del modelo. Se formula preguntas complejas, cuyas
respuestas todavía no ha encontrado en las fuentes, y se prepara para
entrevistarse con personas relevantes del ecosistema de innovación chino.
En mi caso, he viajado a China en tres etapas muy diferentes de mi vida.
Leo libros de historia, libros de exploraciones, novelas de autores chinos, me
acerco a su pintura, sigo sus noticias en las cadenas oficiales, me suscribo a
medios digitales sobre tecnología, asisto a conferencias, pregunto a periodistas,
pregunto a mis vecinas chinas que regentan tiendas de comestibles,
peluquerías y bazares sobre su hogar. Pregunto a sus hijos qué saben ellos
de cómo está creciendo China. Todos ríen y hablan a la vez en tonos agudos,

como un grupo de gorriones cantando, se traducen entre ellos y me contesta
el que se siente más seguro en mi lengua. Todos me sonríen y algunos se
atreven a hacerme muecas y pequeñas caricias. Les encanta que les pregunte
sobre su país y sienten mi empatía y mi respeto por su hogar.
China es un estado con 1.390 millones de ciudadanos en un territorio de más
de 9 millones de kilómetros cuadrados. China es una civilización de más de
4.000 años, una cultura extraordinaria, una lengua basada en ideogramas que
define su patrón de pensamiento, una historia larguísima y unas normas, costumbres
y tradiciones diferentes a las occidentales. Es una civilización compleja
y sofisticada. Por ende, su sistema de innovación no iba a ser simple y
diáfano.

Así que empezamos a buscar alianzas y partners para realizar una buena exploración
de su modelo de innovación con el objeto de divulgarlo en nuestro
ecosistema de innovación y buscar la forma de colaborar mutuamente.
Hicimos esta apuesta —sin duda arriesgada— por difundir lo que pocos en
nuestras latitudes explican sobre el ecosistema de innovación chino con el fin
de facilitar la creación de nuevos puentes de colaboración entre China y Europa
y, especialmente, reducir la negación de esta aceleración y de la calidad
de la innovación china en nuestro tejido empresarial.

Escribir este libro a cuatro manos responde al deseo de multiplicar nuestros
intereses y habilidades para ofrecer a las lectoras y los lectores el cruce de dos
caminos íntimamente ligados, un conjunto de experiencias y un conjunto de
información relevante para entender en veinte capítulos la esencia de la nueva
China y de su nuevo sistema acelerado de innovación. La fábrica del mundo
se ha convertido ya en la fábrica de innovación más grande del planeta.